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miércoles, 19 de abril de 2017

CARTAS A UNA MADRE: FELIZ CUMPLEAÑOS


Mamá, es muy probable que no leas esto, pues se que no eres de las que pierden el tiempo leyendo a soñadores, que apenas saben lo que es la vida.
Lo que sí es probable es que dentro de unos días te uno de esos abrazos especiales. Ya sabes que abrazos tenemos la suerte de tenerlos casi a diario, pero te hablo de los abrazos especiales que nos transmiten algo más allá que un mero aprecio.
Al menos eso es lo que yo quiero transmitirte a ti. Un abrazo que te llene de seguridad ,y de certeza sobre cómo has ejercido de madre estos últimos 21 años.
Me diste uno de esos ma, hace poco, cuando cumplí otra vuelta al sol más. A ver si el mío es, al menos, la mitad de profundo. Si es así, habré transmitido con cariño lo que no sé expresar con palabras.

Mi mayor deseo má para ese día, es que lo disfrutes. Haz de ese día algo tuyo, algo que puedas moldear, estirar y machacar. Es tu día ma. no el de otros.
Has sacrificado mucho tiempo a favor de los demás, y yo tengo gran parte de la culpa de eso. No te vas a librar de que te recuerde momentos en los que fuiste la figura central de mi vida.

Deseo ,mamá, para todo esta nueva cifra que estrenas, es que sigas siendo el pilar fuerte que has sabido ser durante toda tu vida. Sí, aunque no te lo creas, yo te admiro. Mujer independiente, que gana pasta con un trabajo honrado, que además hace la vida que le llena... Madre mía lo que aún me queda por delante.

Quiero que este nuevo año para tí lo llenes de momentos dignos de ocupar un espacio en tu memoria.
En la mía hay muchos en los que eres protagonista. Actuaste bien. Ni la gran Vivian Leigh interpretando a Blanche Dubois llega a esas cotas de realismo, por el mero hecho de que te guiabas por el corazón. Por un instinto tan poderoso como es el amor.

Tuve que darte un buen susto cuando me partí las paletas en esa plaza roja con tres años.
Curiosa tuvo que ser ver tu cara cuando el dentista dijo que iba a necesitar aparato. Sí de esos que valen un ojito de la cara.
Recuerdo algunas tardes en casa de la abuela, cuando , de forma automática, uníamos el almuerzo con la merienda. De los garbanzos con el telediario pasábamos a las galletas príncipe con "amar en tiempos revueltos".
Ahora se me antojan como épicos esos momentos en los que intentabas, con la mejor intención, ayudarme con los deberes de inglés, y acabábamos metiendo el mismo verbo tres veces en una frase.

Mítica, mamá, fue ese ataque de cólera que tuviste , tras una pelea que tuvimos mi hermana y yo, cagándote en nuestra vida y grtándo "¿¡¡¡DÓNDE COÑO ESTÁ MI BOLSO?!!!!!!. Fue una putada en su momento, ma, pero ahora mola recordarlo.
Lo que no recuerdo con tanta alegría fue cuando empezaste a retomar el coche. Habías aprendido a conducir ,pero pa no te dejaba el carro por si jodías el cambio de marchas. Y ahí me recuerdo yo, suplicando a Dios que pudieses meter el coche en ese maldito hueco de la cochera. Puff al menos lo metiste, tras un boyo en la puerta izquierda, y dos litros de lágrimas. Hoy má, ahora eres la Michael Schumacher , ojalá condujese la mirad de bien que tú.

Y no hablemos má de tu saber estar ante todas las cosas que he roto. Porque he roto un montón: la cámara esa, dos batidoras, cuando jodí el retrovisor, cuando dejé morada la pantalla de la tele por jugar con imanes...Y cómo olvidar cuando pinchamos una rueda, en pleno polígono ,a las nueve de la noche en Diciembre, porque me estaba creyendo el Fernando Alonso del Almanjáyar ,y la cagué pero bien.
También fue grandioso el día en el que tuve mi primera polución nocturna, y fui a verte con la cara pálida. Te dije "Ma, me ha pasao algo muy muy chungo" Y , tú, me dijiste que no pasaba nada, que era normal. (¡Pero como va a ser eso normal!!!, puf debe de ser como cuando una chica tiene su primera regla, aunque lo segundo quizás sea más hardcore).

Mamá, si te das cuenta, he creado en tu memoria un espacio, considerable, de malos momentos. Las cagadas de este gilipollas son memorables.
Pero muchas gracias por estar ahí, má. Te he hecho pasar malos ratos, pero has sabido superarlos. Has estado ahí para apoyarme en todas las cagadas importantes que he cometido. Y Dios sabe que estarás en las venideras.
Como cuando me acompañaste al juzgado por esa movida tan imbécil, de la que podías haber pasado. O como cuando mando a la mierda al resto de la familia , en tres de cuatro comidas, y luego tu pones las cosas en su sitio. ¡Si ni siquiera me criticaste cuando elegí los estudios! Aunque creo que exageras un poco con lo de tener estudios superiores ,ma, pero tu sabes más que yo en eso.

Los momentos malos ocupan una buena parcela de tu memoria, pero los buenos la eclipsan. Al menos eso me pasa a mí. Los buenos superan, en una proporción 100:1, a los malos, en esta batalla por el territorio de tus recuerdos.

Y ahí estamos los dos, yo con dos años, chupándome el dedo y enrollando mi meñique en tu pelo, oscuro, suave y brillante.
Ahí estamos los dos, sentados en una esterilla sobre la arena, contemplando el horizonte y el mar que lo acompaña.
Ahí estás tú, batallando contra una enfermedad, cruel e injusta como todas, dándolo todo.
Yo estaba, sin idea de que hacer. Sin idea de cómo ser tu escudero esa batalla, y con el mero hecho de estar ahí como medicina para tí.

Momentos buenos como los viajes a lugares que nunca llegamos en pensar a ver. Nos recuerdo en Sintra, en palacios de cuento. Nos recuerdo en Brujas, perdidos por unos canales limpios. Nos recuerdo en Bonn, admirando la casa de un sordo y resguardandonos de la lluvia en soportales.

Santander, verano de dos mil x, me recuerdo cagándome en mi suerte por habernos perdido, me recuerdo ser una máquina de quejarse. Tu dijiste "tranquilo, todo se soluciona", y en diez minutos estábamos poniéndonos puos en un restaurante chino del centro, con una sonrisa de enorme felicidad.

Aunque no lo quisiera, has estado siempre ahí, en cualquier etapa o momento. Has estado aunque fuese en las sombras, como una buena espía. Has sido la única testigo de los múltiples fracasos, y pocos logros que este que escribe cometió.
 Y me has hecho caer en la cuenta de que muchas cosas las hago por tí. Los atracones de estudiar los hago para no decepcionarte . los... bueno, es verdad, no ingreso ni un céntimo en el cerdito familiar, y eso es algo que me hace sentir ,un tanto, inútil. Pero tu dices que es mi momento para formarme. Dices que disfrute ahora, porque después voy a tener que trabajar duro para salir adelante. Gracias por eso ma. por hacerme ver que la vida no es fácil, y aún así hacerla fácil. Enseñarme un camino noble y correcto para esto que es la vida.
Es curioso, ma, la vida. Woody Allen lo expone muy bien en esa genial película que es Annie Hall: "la vida esta llena de tristeza y desgracias, pero a la vez se acaba demasiado deprisa". Y tu eres uno de los motivos por los que se puede encontrar algo bueno en este camino empedrado. Eres como los campos bases de las altas montañas. Como el permiso para visitar a tus amigos durante una guerra, mientras el resto sigue sumergido en un mar de balas y ceniza.

¿Ves que me extiendo ,ma?  Eso es porque este tema me apasiona. Y  este tema eres tú.
Ahora mismo pensarás que soy un exagerado. Pensarás que para nada eres destacable. Pero no creas que la visión de los demás difiere de la mía. Estás rodeada de gente que te admira y que te quiere.
Ojalá yo tuviese tanta gente al rededor. Pero tú te la has ganado, yo no.
Te has ganado momentos en tu memoria llenos de personas que te quisieron, te quieren y querrán. Eso no es algo que puedan decir todos. Tu has sabido dar amor y has sabido recibirlo. Has sembrado y has recogido.
Mamá, tú dejarás huella en la memoria de los demás, no solo de la mía. La gente, a la que has dado el privilegio de conocerte. tendrá un buen recuerdo de tí. Les das la oportunidad de que te conozcan, y no todos los días se conoce a alguien como tú.

A los que no quisieron conocerte o te hicieron algún daño, que les jodan. Tu has creado algo de valor desde tu propio esfuerzo. A los que no te apreciaron en su momento, cuando yo no era más una de muchas posibilidades, sólo les mandaría esta carta, y que juzgasen por ellos mismos. Les mandaría mil y un ejemplos de tu dedicación a los demás, y las muestras de cariño que recibes. Eres uno de esos héroes anónimos, que habitan entre la masa de mediocridad de la que formo parte.

Lo más importante de esto, es que todo lo que tienes, el cariño de los demás, el trabajo, tu familia, tus amigos, tus aficiones, y todos tus logros,  se deben a tu esfuerzo, sacrificio y a tu corazón.

En fin, no quiero extenderme más, quizás esto nunca lo leas ( y quería hacerlo corto). Si es así, feliz cumpleaños.


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