Buscar este blog

viernes, 7 de octubre de 2016

RECREARSE EN EL DOLOR

Buenas tardes, noches, días o lo que sea en el espacio-tiempo que estés leyendo esto (perdonadme mi imbecilidad, pero soy yo). En esta entrada me gustaría tratar uno de los temas que más me fascinan del comportamiento humano.

Voy a intentar introducir el tema sin irme por las ramas o , como se dice por aquí, por los cerros de Úbeda. Veréis, los seres humanos somos muy fans de multitud de comportamientos;
Somos fans de revisar quién nos ha leído en el grupo de Whatsapp, de compartir chorradas (a veces maravillosas) por Facebook; de procrastinar (gracias a Facebook); de los culos (gracias, también a Facebook), de hablar y opinar sobre lo que no tenemos ni idea (muchas veces por Facebook), etc.

Pero si hay una cosa de la que verdaderamente soy muy fan yo es la de (redobles de tambores, por favor) recrearme en el dolor.
A ver, seguramente  querréis que o defina esto, pero no es algo que uno sepa decir como la tabla periód... bueno la tabla del 7 (está bien, lo he buscado antes en google pero no he encontrado definición; cuando esto pasa... ¡estamos perdidos!). Para definir un comportamiento humano como este, en el que se ven involucrados sentimientos muy fuertes (tristeza, ira, celos y ganas de llamar la atención) es importante atender al momento y a las reacciones que provocan en nosotros.

1. Intento de definición.

Para mí, recrearse en el dolor supone hacer de este un espectáculo de masas. Supone hacer del dolor el tema del día.
Recrearse en el dolor supone meter el dedo en la llaga una y otra vez. Y queremos que nos vean. Por que a ver, somos gilipollas, pero no tanto (al menos intentemos conseguir la compasión de alguien, y que se demuestre lo perros que somos).

Recrearse en el dolor es centrar tu atención en ese problema o acontecimiento pasado, de modo que todo tu día se centre en el (es una manera de estar distraído mientras te autosaboteas).
Masificamos una situación, que ya no tiene remedio (de nuevo la aplastante lógica humana), y creemos que es digna de ser de dominio público.

Es recordarte 24/7 lo mierda que es tu vida.

2. Buscar un sentido.

Claro, uno piensa: "bueno esto lo haremos por algo"; pero por más que piense es que no tiene sentido.
Qué sentido va a tener estar constantemente deprimido por algo que ya no tiene remedio y, peor aún, hacerlo aún más grande (como cuando no duermes un día y te pones tan nervioso que al día siguiente tampoco eres capaz de dormir, pero por miedo a no dormir, que por cierto es un miedo muy de gilipollas, pero no veáis lo que jode).

¿Puede ser el ser humano tan gilipollas como para recrearse en el dolor? Sí. Yo el primero.
Tiene que tener un sentido. No puede ser que el ser humano; ese ser que se mueve por ilusiones y pasiones, sea tan nihilista como para ser adicto al sufrimiento. Yo puedo parecer uno, pero creedme que si supiera cambiar el autosabotaje lo haría ( puff como odio a los que dicen eso de "la vida es un instante, no merece la pena estar triste"; los muy cabrones tienen razón. Tienen razón en que no merece la pena, pero que levante la mano el primero que es capaz de vivir sin estar triste de vez en cuando).

Amigos míos la única razón de este "fenómeno social" que es la recreación en el dolor, que he podido encontrar, es la siguiente: llamar la atención.
Me acuerdo de hace un tiempo cuando le escribí a mi hermana ( ya veis, que eso no lo hago yo salvo que sea su cumpleaños) sobre de que me sentía solo. Y recalco la noción de sentir, que no estar (posiblemente esta sea mi recreación a la que soy más fiel : recalcar a todos los que tengo al rededor lo solo que me siento, algo paradójico y muy de gilipollas, muy mío). Bueno, mi hermana me contestó lo que debía contestarme: "y a mí que me cuentas, no vivo allí. Además tu felicidad no puede depender de los demás" La muy cabrona ( te quiero chica) tenía razón... como siempre.
Simplemente quería un poco de atención ¿para expresarme? ¿para sentirme querido? ¿vivo?... tal vez.

Esto es super guay cuando vemos su mecanismo en las relaciones de pareja:
Me encanta el típico "pasar de ti por whatsapp" para llamar la atención y recalcarte que estoy mosqueado.
El, siempre clásico, recordarte de cómo faltaste a tu palabra hace cinco meses.
El muy rastrero, pero efectivo, acercamiento a "otro", para levantar celos...
En fin, una serie de mierdas que hemos hecho todos sí o sí alguna vez.

Ummm... ser un borde con alguien o darle el coñazo, para que nos preste atención (de nuevo ese comportamiento humano tan gilipollas, que nos ha posibilitado evolucionar y comernos la cabeza).

3. Eficacia y ética.

Si lo hacemos funciona. Pues no. Realmente conseguimos poco.
Maticemos esto: si no le importas a nadie, como yo, lo normal es que te comas los mocos, y te quedes peor de lo que ya estás. Esto es normal. La gente ya tiene demasiado con sus problemas, como para que le venga un niño mierda a dar el coñazo con sus problemas de pringado.

Si eres alguien influyente lo mismo consigues esa atención. Pero, ¿es el mejor método para conseguir la atención de alguien?.
Seguramente no. Seguramente lo mejor sea conseguir esa atención y aprecio de los demás, por el hecho de que somos buenos con ellos y tenemos detalles con ellos.

Esto me hace replantearme el componente ético que hay en cada recreación en el dolor que hacemos.
Es totalmente negativa: No es ética ni con nosotros (porque nos hacemos aún más daño), ni con los demás (les damos problemas y no es una manera "limpia" de conseguir su atención.

¿Merece la pena? Lo mismo no, pero me conozco y sé que volveré a caer más pronto que tarde.
También se puede sacar algo bueno además de atención. Podemos usar ese vacío para crear algo (un libro, una canción, una relación), pero no lo hacemos (hasta para eso procrastinamos)

4. Soy fan , pero odio a la gente que lo hace.

Uno de los aspectos que más quebraderos de cabeza me da este tema es, en cierto modo, el hecho de que yo me recreo bastante en el dolor, pero un gran cabreo emana de mí cuando oigo a alguien que lo hace.
Es como que yo puedo hacerlo pero los demás no, aunque tienen el mismo derecho que yo (oye los demás también tienen derecho a ser gilipollas).

Es curioso porque escuchar a la gente quejarse me jode, pero que vengan a mí y yo sea el lugar donde vuelcan esa recreación , me hace sentir apreciado. Como si dijesen "este sabe escuchar y me entiende" (aunque simplemente sea el pelele al que contarle el calenton).
Todavía no he podido atisbar el motivo de esto.

5. Posibles soluciones

Siempre que hay un problema, la búsqueda de una solución se vuelve en algo primordial. De ahí que encontremos libros hasta para superar el miedo a cagar en bares.
Pero ¿hay soluciones para no caer en la recreación en el dolor?. Posiblemente una de ellas sea la de tener una mente más "mindfullness", más atenta al momento presente (algo que no es fácil). Tener una cabeza bien amueblada (algo que si habéis leído este blog sabéis que no tengo). Aún no he encontrado la manera de no caer una y otra vez. Y, es que, más que un comportamiento, parece una ley de la naturaleza humana.

Quizás, algún día, cuando se me meta en la cabeza que a nadie le importa mis problemas y que no me merece la pena, podré salir de este comportamiento al que soy tan fiel.

4 comentarios:

  1. Me he visto reflejado en tu reflexión sobre la llamada de atención, la queja, el sentimiento de repulsión social. La teoría de forjarse una autoestima que rebose hacia los demás se pondrá en práctica, eso es lo dolorosamente complejo...

    ResponderEliminar
  2. Te he encontrado buscando "recrearse en el dolor", para saber si es correcto según la rae, ya que parece que solo tiene el significado positivo de "disfrutar haciendo algo" (y no es que disfrutemos haciéndolo, aunque sea una iniciativa propia). Total, otra estupidez vanidosa para intentar ajustarme a unas reglas gramaticales que justamente no se adaptan a lo que es el lenguaje: el uso que se le da a las palabras para poder expresarnos; y esté bien o mal según los intelectuales catetódricos de la rae, me se entiende cuando digo "recrearme en la mierda".
    Como ves, sigo la línea de darme una vuelta por los cerros de Úbeda, acampar allí, patearlos veinte veces y ya luego volver al tema que importa. Me he tomado con mucho humor esta entrada, una suerte de aprender, al menos, cuáles son las contradicciones que nos rondan la cabeza y saber reírse de ellas. Como he disfrutado leyéndola, quería elogiar tu decisión de escribir lo que se te pasa por la cabeza, mostrando llanamente como lo sientes, ya que sirve para replantearse bastante bien el sentido que a veces concedemos a esa autodestrucción de la "recreación en el dolor", e intentar afrontarla la próxima vez con un poquito de más amor propio.
    Por cierto, respecto a lo que dice tu hermana de que no podemos basar nuestra felicidad en otros, querría matizar que, si bien toda seguridad en nosotros mismos (relacionando seguridad y bienestar) no puede depender plenamente de otras personas, rodearse de gente que te acepte y quiera nos ayuda mucho en ese camino a la felicidad.

    ResponderEliminar
  3. Oye, Úbeda es un lugar precioso para acampar, y haces bien al usar de forma correcta las palabras. Gracias por leer la entrada, yo soy incapaz de hacerlo. A mi parecer, las entradas más antiguas, como ésta, están escritas de puta pena y me dan vergüenza. No obstante, imagino que la escribí por algo; y sigo siendo un maestro del autosabotaje, no te quepa duda. De alguna forma, Unknown, hemos convertido el sentirse mal en un hábito. Estamos tan acostumbrados a estar en la puta mierda que si intentamos salir de ahí nos sentimos extraños, y el cuerpo le da señales a nuestro cerebro para acribillarte con recuerdos dolorosos y hacer que te sientas como siempre, de puta pena. Para salir de ahí, desconocido, tienes que darte cuenta de cómo te sientes, pues te indicará en qué aspectos de tu vida has prestado atención y en cuáles no. Cierra los ojos, imagínate feliz, alegre, con la vida que deseas, y deja que el sentimiento te invada por un instante.

    Gracias.

    ResponderEliminar