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domingo, 18 de marzo de 2018

¿Es esto la masculinidad?


El título de la entrada ya me da problemas. ¿Debería cambiarlo por "Ser un hombre" o "Qué hace a un hombre hombre? La verdad, da igual, pues no tendré una verdad absoluta para ello, además de que sigo sin saberlo.

Os pondré en contexto. Si sois seguidores del blog, lo cual os convierte en personas con exquisito gusto, habréis leído una entrada en la que hablaba sobre mis problemas a la hora de hacer el TFG, y en la que abordé el tema del héroe.

Bueno, tras chocar de bruces con la realidad de que el día tiene veinticuatro horas y de que hay que hacer otras mil y una tareas, decidí cambiar de tema, pero sin eliminar la figura masculina, como protagonista del trabajo.

Mi tutor del trabajo, quien debe tener una opinión bastante curiosa sobre mí, dio el visto bueno sobre el cambio; aunque reconozco que me acojonó con las fechas. Con las prácticas, de las que ahora no pienso a hablar porque destrozaría el ordenador a base de teclear movido por la furia, no tengo tiempo para investigar e, incluso, la mayoría de películas que veo las veo a cachos.

El nuevo tema, "Los personajes masculinos en el cine negro clásico americano", me llevaba a tener que lidiar con el concepto de masculinidad; lo cual parece fácil, pero creedme que me está dando más de un quebradero de cabeza.

No consigo encontrar una definición satisfactoria de lo que significa ser un hombre, ni siquiera de lo que es la masculinidad; y ojo como me atreva a decir que los hombres tienen pene y las mujeres no... En contra de esto último, ser un hombre, al menos en lo que mi lógica ha dado de sí, además de lo investigado, no tiene nada que ver con atributos ni actos específicos. Es decir un hombre no es el que no tiene miedo, el que no llora o el que no baila. No es que haciendo o no haciendo algo te conviertes en un hombre.

Al menos así lo entiendo yo, y menos mal, porque de la otra forma no llegaría ni a mediohombre. 

Es curioso, porque es un tema que siempre me ha atraído. El camino hacia ser hombre se dibujaba ante los ojos de mi yo adolescente como algo digno de seguir. Pero la vida es lo único que de verdad sigue, y el ideal masculino se convierte en algo más cercano al fracaso que al éxito.

Si os ponéis a buscar información como yo lo hice en un primer momento, es decir, rápido y mal; os encontraréis con un montón de información sobre las nuevas identidades de género, las cuales no me servían para nada; y, lo más gracioso de todo, información para ligar con mujeres. Algo así como ciencia de la seducción.

Ya sabéis que soy curioso. Me fui directo a empaparme con todos esos consejos sobre llamar la atención de mujeres y, creedme, no están tan mal como suenan.
La mayoría son de sentido común y muchas implican un desarrollo personal, más allá de tus habilidades en seducción.


Chicos, chicas, lo que os hace atractivo es vuestra forma de vivir la vida y compartirla. Si tenéis una buena formación en bastantes campos, si viajais, si probáis cosas nuevas, os haréis más atractivos a los ojos de los demás, y más gente querrá formar parte de vuestra vida.

Voy a permitirme un desvío. En una de estas perlas informativas se exponía como un hombre tenía miedo de las mujeres inteligentes. ¡Como si el tio se acojonara al ver a una mujer de verdad! El caso es que, al leer comentario al respecto, muchos lo tenían. Prefieren chicas menos formadas, o lo que es lo mismo, aburridas.

Pero chicos, porque no os puedo llamar hombres, las mujeres inteligentes, formadas, cultas o como queráis denominarlas, son las más divertidas. La única manera de mejorar uno mismo es juntarse con alguien mejor que tú. Si tus amigos son fans del heavy metal, acabarás por escucharlo y valorarlo. Si tus amigos leen cómics de superhéroes, los leerás y te gustarán. Lo que me hace pensar que tengo unos amigos de la ostia porque les gusta la cerveza, el rock y el buen cine. Pero lo que os quiero decir es que mostréis interés por lo que estas chicas os pueden aportar y viceversa. El chico más tímido puede tener una historia que contar, digna de captar la atención de Quentin Tarantino.

Esto me lleva al poder que tiene contar historias. Si sabes contar bien una historia, serás atractivo. Puede que no sea una historia, épica, pero si la cuentas haciendo énfasis en los sentimiento que provocan los acontecimientos que en ella ocurren, conectarás con los demás.

En un podcast en inglés, del cual no me estaba enterando de nada, pude pillar una frase suelta "...the opposite of a man is a boy...". Ahí le has dado. Lo contrario de un hombre no es una mujer, es un chico. Y la diferencia entre un hombre y un chico, además de el vello en los huevecillos, es la madurez. Este es el rasgo que he podido sacar de las representaciones artísticas, de las historias y de los ensayos filosóficos que han tratado el tema de la masculinidad, a lo largo de la historia.

El chico no es maduro, pues no toma decisiones, pues no piensa en las consecuencias de lo que dice y hace, porque no tiene responsabilidades. Y creedme que los hombres del cine negro tienen responsabilidades; sin embargo siguen siendo humanos, siguen cometiendo errores, y me pregunto si la madurez implica no cometer errores o si es el hecho de intentar enmendarlos. Espero que esto último, porque si no sólo habría hombres de hierro; sin capacidad para sentir.

Los protagonistas de estas películas siguen perdiendo la cabeza por mujeres que les llevan a un destino fatal. Siguen eligiendo las opciones menos acertadas para su vida; y viven como si no tuviesen familia ni hogar. Pagan los pecados de su tiempo.

En otras entradas entraré más de lleno en lo que significa ser un hombre para mí, con mis experiencias y mis muchas cagadas.