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miércoles, 12 de octubre de 2016

DE MAYOR QUIERO SER MICHAEL FASSBENDER


Durante nuestra niñez somos sometidos a diversos interrogatorios por todas las personas adultas que íbamos encontrando.
Incluso si no te conocían de nada, eras sometido a las mismas preguntas una y otra vez:
"¿Cuántos años tienes?, ¿a quién quieres más?¿ a mamá o a papá? (aquí hacía como Mafalda: respondía con la respuesta estándar, los dos por igual, aunque lo que quería soltar por mi boquita fuese un " y a ti que te importa, vieja"); la siempre incómoda ¿Quién te gusta de tu clase? (siempre he encontrado curioso el hecho de que te tenía que gustar alguien por huevos, y ,encima, de tu clase).

Pero os pido que volváis a esos paseos con vuestra madre para acompañarla a compra y en el momento de pasar por caja la cajera os preguntaba "¿Qué quieres ser de mayor?"
Bueno, esto lo preguntaba la cajera, el de la pescadería, tu profesora, el del quiosco donde comprabas los phoskitos; la viejunas amigas de tu abuela, tu abuela, tu catequista, las madres de tus amigos, tus amigos; tu profe de piano, el del kárate, la dentista que te puteó la vida poniéndote aparato...

Necesito un trago.
Vale seguimos.
A priora parecía que de esa respuesta dependía el futuro de la vida en la tierra (aunque, cuando creces, a nadie le importa lo que seas, mientras pagues tus impuestos, caro). Un chavalín como yo, no se planteaba realmente que quería ser de mayor. De hecho, solía responder que quería ser rico (y lo sigo queriendo, aunque sé que me quedaré lejos); pero mi cabeza estaba en la Game Boy, en la Lays york queso y en los dibujos de" La Banda"  (el programa más mítico de Canal Sur). ¿Era tan importante lo que "iba a ser"?

No sé, me creaban una presión demasiado elevada ante esa cuestión, en una edad en la que poco podía hacer yo. Para mí, la única preocupación de un chaval debería ser la de ser feliz, y ni siquiera debería preocuparse por serlo (es impresionante como vivimos en el momento presente en aquellos años).
Ponemos demasiado empeño y preocupación en la formación académica del crío, creyendo así que le estamos haciendo un favor ; y mientras dejamos de lado su formación emocional.
Ahora que lo pienso, pocas veces me preguntaron en mi infancia "¿Cómo estás?". Supongo que pensaban que siempre estaba bien...

¡Hey que nos vamos del tema! Como os decía, no me solía plantear que iba a ser de mayor, y eso que conforme uno crece, debe elegir caminos: cuando elegí letras, por ejemplo, dije adiós a mis deseos de chico de ser piloto (¿os imagináis a un cipollo con astigmatismo como yo llevándoos en avión?), dije adiós a mis deseos de ser oficial del ejército (y ¿para qué querría ser yo eso? ni lo recuerdo) y, obviamente, las posibilidades de ser rico disminuyeron enormemente, por no decir que les dije adiós (todavía hay esperanza... bueno está jodido).

Ahora que ya estoy crecidito y entiendo el significado de esa pregunta: "¿de qué forma vas a ganar dinero?", más me gusta que me hagan la pregunta a la antigua usanza. Quiero decir que el trabajo que vamos a tener es muy incierto (mi hermana está de operadora y estudió relaciones internacionales); otra cosa es a lo que quiero dedicarme. Veréis a mi me encantaría dirigir y crear historias tan desgarradoras como las de Inio Asano, pero no le llego ni a la suela de los zapatos y, en la facultad, parece que les han dado órdenes a los profesores de desmotivarnos: La industria del audiovisual es de alto riesgo y competencia, es muy difícil hacerse un hueco, como falles una vez una vez ya estás fuera... En fin soy joven, tengo derecho a intentarlo; además, quién sabe cómo me ganaré el sustento en tiempos futuros. Lo mismo hago etiquetas para envases de aceite de coco o pesco bonito del norte, mientras sea feliz...

Quiero que me vuelvan a realizar la pregunta para dar la respuesta que me molaría: "yo de mayor quiero ser Michael Fassbender".

Para contaros el por qué, debo remontarme a un momento clave en mi adolescencia (bueno quizá exagero y sea una mierda de momento). Fue el momento en el que vi la película del 51 "Un tranvía llamado deseo", fue el momento en el que descubrí a Marlon Brando. Puede parecer que tuve un ataque de homosexualidad en aquel momento, pero joder ¡que magnetismo!
Marlon inundaba la pantalla, controlaba el espacio. Su mera presencia ya te hacía fijarte en el y, creedme, era bueno; era muy bueno.

Comencé a interesarme más por el cine y la actuación (puff ahora que lo pienso, me he metido en la carrera por Taxi Driver y este pibe sudoso; por dos que están más pa' allá que pa ca'. No, si ya me lo decía yo... tenía que haber hecho historia). Comencé a hacer ejercicio e incluso a mejorar mi inglés (bueno, a intentar entenderlo), para ver las pelis de este "salvaje".
Creedme que tiene peliculones (así como grandes mojones). Pero al descubrir su biografía, el mito se vino abajo. Marlon resultó ser muy parecido a mí. Muy, pero que muy parecido a mi (a ver, no estoy tan bueno, hablo de profundidad psicológica). La divinidad se convirtió en un humano muy humano.
Marlon resultó ser un chaval que creció siendo diferente a los demás, que creció sin padre y sin sueños; que amaba a sus seres cercanos y que sufría, sufría mucho (soy su reencarnación, pero en pringao). Encima el tío tiene patentes y es el puto Vito Corleone.

Sufría por el mero hecho de ser alguien muy sensible. Alguien muy tímido, amante del jazz y de los derechos civiles. Alguien que sólo se guiaba por sí mismo, pero que ansiaba amar y ser amado (joder este tío es yo). Que se hinchaba a follar (vale, ya no me parezco tanto...).

Fok, y ahora qué. Parece que sea necesario tener un modelo que seguir. Algún ídolo al que aspirar y por el que mejorar.
Tampoco os voy a mentir. No es que me sintiera perdido, como cuando Nietzsche expone el nihilismo tras la muerte de Dios y tienes que buscar un sentido. Yo seguía con mis viciadas al Assassins Creed y mis traducciones de griego ( creedme que nunca me arrepentiré de haber cursado griego, pues aprendí más que en toda la E.S.O.) con la sonrisa de imbécil en la cara.

Cuando menos me los esperaba me encontré delante del televisor de casa, viendo el comienzo de una película dirigida por el que iba a ser uno de mis directores alabados:Steve McQueen (no confundir con el de los coches, este está vivo y es negro). . Me encontré ante la historia de una destrucción personal, debido a una adicción al sexo (me encontré con un pavo con un pollón, que se la pelaba 24/7).
Sinceramente os recomiendo esta película, no solo por estar excelentemente dirigida y montada (sí, hay frikis como yo que se fijan en el montaje, en cómo encajan las escenas y secuencias), sino porque veréis la soledad y el sufrimiento que produce el exceso de cualquier cosa (sí, parece que algunos tienen "exceso de sexo"). Un hombre que pone en riesgo su salud mental, su integridad física y, sobre todo, las relaciones personales con sus seres queridos.
Shame me descubrió a un hombre más allá de una actor (coño, ¡ Magneto sabía actuar!). Shame me descubrió a un nuevo ídolo al que admirar, y al que intentar imitar ( en lo que me permiten mis posibilidades genéticas y gilipollescas).

Fassbender es un pibe irlandés que nació en Alemania (esto ya mola), pero mola más que empezara a actuar en TV con la mítica serie "Hermanos de sangre" y , en cine, con 300 (supéralo). El chico encima no se queda estancado, sino que hace películas de todo tipo; Jane Eyre, la genial Hunger, X-men, 12 años de esclavitud, se vuela los huevos en "Malditos bastardos", Assassins Creed (... ¿han hecho peli de esto?, mierda, me conozco, la veré).

Coño, a priori es un actor más, uno de los bueno diría yo. Pero, ¿qué hace que yo quiera ser Michael Fassbender? ¿Su novia? No (pero no estaría mal). Os podría decir que me mola su forma de hablar ingés, su dorma de actuar, su magnetismo en la pantalla y fuera de ella. Que le queda bien todo tipo de ropa; que lo da todo en cada escena:
“Estábamos rodando una escena muy intensa de la película y de pronto se desmayó, cayó redondo al suelo. Ese es Michael Fassbender, alguien que pone todo lo que es, todo lo que tiene, en lo que está haciendo: por eso es un actor extraordinario, no se guarda ni un gramo de energía. Te lo da todo”.
Palabras del director Steve McQueen

De joven tenía un grupo de música, es amigo de Charlize Theron, monta en moto y viaja con su padre; incluso Tarantino (sí, ese de las pelis que os molan tanto) dijo de él :
“Michael puede hacer una toma de 12 formas distintas y todas son buenas. Es un jodido genio”,
De hecho se obligó a parar de rodar porque sus amigos le decían que veían su cara por todas partes.
Da hasta rabia, porque buscando información sobre este señor me encontré dos artículos, los dos de El País (Una bestia llamada Michael Fassbender), y otro que da más celos aún (Quince razones por las que Michael Fassbender es mejor que tú en todo).

Entiendo que muchos de vosotros estará disconforme con lo de querer ser otra persona. Oye que si no soy Fassbender, elijo ser yo mismo. Nada me haría más infeliz que ser infiel a mí mismo (tranquilos que nunca dejaré de ser gilipollas). Todos tenemos fallos (yo lo que tengo es la cabeza llena de idioteces, por ejemplo), pero mola imaginarnos como otras personas, cómo sería nuestra vida.
Yo quiero ser Michael Fassbender, pero como no puedo tengo que amar al gilipollas que escribe, amar sus defectos y puntos fuertes. Y pido a Dios darme las fuerzas para cambiar lo que me hace mal y quiero cambiar de mí, en la medida de mis posibilidades (es que postergo mucho y peco de vago... ummm algún día escribiré sobre la relación personal del individuo y sus propio fallos...Creo que me estoy volviendo cada vez más educado).

Reflexión gilipollesca de la entrada: Ha sido un coñazo terminar de escribir esto, estuve apunto de mandar... Bueno la reflexión de hoy nos lleva a pensar en lo que queremos ser. Obviamente siempre tendremos ídolos y aspiraremos a ser mejor y mejor; pero sabemos nuestros límites y lo que somos capaces de mejorar. Así que intentemos querernos y mejorar en la medida de lo que podemos (esta reflexión esta en versión utópica).

viernes, 7 de octubre de 2016

RECREARSE EN EL DOLOR

Buenas tardes, noches, días o lo que sea en el espacio-tiempo que estés leyendo esto (perdonadme mi imbecilidad, pero soy yo). En esta entrada me gustaría tratar uno de los temas que más me fascinan del comportamiento humano.

Voy a intentar introducir el tema sin irme por las ramas o , como se dice por aquí, por los cerros de Úbeda. Veréis, los seres humanos somos muy fans de multitud de comportamientos;
Somos fans de revisar quién nos ha leído en el grupo de Whatsapp, de compartir chorradas (a veces maravillosas) por Facebook; de procrastinar (gracias a Facebook); de los culos (gracias, también a Facebook), de hablar y opinar sobre lo que no tenemos ni idea (muchas veces por Facebook), etc.

Pero si hay una cosa de la que verdaderamente soy muy fan yo es la de (redobles de tambores, por favor) recrearme en el dolor.
A ver, seguramente  querréis que o defina esto, pero no es algo que uno sepa decir como la tabla periód... bueno la tabla del 7 (está bien, lo he buscado antes en google pero no he encontrado definición; cuando esto pasa... ¡estamos perdidos!). Para definir un comportamiento humano como este, en el que se ven involucrados sentimientos muy fuertes (tristeza, ira, celos y ganas de llamar la atención) es importante atender al momento y a las reacciones que provocan en nosotros.

1. Intento de definición.

Para mí, recrearse en el dolor supone hacer de este un espectáculo de masas. Supone hacer del dolor el tema del día.
Recrearse en el dolor supone meter el dedo en la llaga una y otra vez. Y queremos que nos vean. Por que a ver, somos gilipollas, pero no tanto (al menos intentemos conseguir la compasión de alguien, y que se demuestre lo perros que somos).

Recrearse en el dolor es centrar tu atención en ese problema o acontecimiento pasado, de modo que todo tu día se centre en el (es una manera de estar distraído mientras te autosaboteas).
Masificamos una situación, que ya no tiene remedio (de nuevo la aplastante lógica humana), y creemos que es digna de ser de dominio público.

Es recordarte 24/7 lo mierda que es tu vida.

2. Buscar un sentido.

Claro, uno piensa: "bueno esto lo haremos por algo"; pero por más que piense es que no tiene sentido.
Qué sentido va a tener estar constantemente deprimido por algo que ya no tiene remedio y, peor aún, hacerlo aún más grande (como cuando no duermes un día y te pones tan nervioso que al día siguiente tampoco eres capaz de dormir, pero por miedo a no dormir, que por cierto es un miedo muy de gilipollas, pero no veáis lo que jode).

¿Puede ser el ser humano tan gilipollas como para recrearse en el dolor? Sí. Yo el primero.
Tiene que tener un sentido. No puede ser que el ser humano; ese ser que se mueve por ilusiones y pasiones, sea tan nihilista como para ser adicto al sufrimiento. Yo puedo parecer uno, pero creedme que si supiera cambiar el autosabotaje lo haría ( puff como odio a los que dicen eso de "la vida es un instante, no merece la pena estar triste"; los muy cabrones tienen razón. Tienen razón en que no merece la pena, pero que levante la mano el primero que es capaz de vivir sin estar triste de vez en cuando).

Amigos míos la única razón de este "fenómeno social" que es la recreación en el dolor, que he podido encontrar, es la siguiente: llamar la atención.
Me acuerdo de hace un tiempo cuando le escribí a mi hermana ( ya veis, que eso no lo hago yo salvo que sea su cumpleaños) sobre de que me sentía solo. Y recalco la noción de sentir, que no estar (posiblemente esta sea mi recreación a la que soy más fiel : recalcar a todos los que tengo al rededor lo solo que me siento, algo paradójico y muy de gilipollas, muy mío). Bueno, mi hermana me contestó lo que debía contestarme: "y a mí que me cuentas, no vivo allí. Además tu felicidad no puede depender de los demás" La muy cabrona ( te quiero chica) tenía razón... como siempre.
Simplemente quería un poco de atención ¿para expresarme? ¿para sentirme querido? ¿vivo?... tal vez.

Esto es super guay cuando vemos su mecanismo en las relaciones de pareja:
Me encanta el típico "pasar de ti por whatsapp" para llamar la atención y recalcarte que estoy mosqueado.
El, siempre clásico, recordarte de cómo faltaste a tu palabra hace cinco meses.
El muy rastrero, pero efectivo, acercamiento a "otro", para levantar celos...
En fin, una serie de mierdas que hemos hecho todos sí o sí alguna vez.

Ummm... ser un borde con alguien o darle el coñazo, para que nos preste atención (de nuevo ese comportamiento humano tan gilipollas, que nos ha posibilitado evolucionar y comernos la cabeza).

3. Eficacia y ética.

Si lo hacemos funciona. Pues no. Realmente conseguimos poco.
Maticemos esto: si no le importas a nadie, como yo, lo normal es que te comas los mocos, y te quedes peor de lo que ya estás. Esto es normal. La gente ya tiene demasiado con sus problemas, como para que le venga un niño mierda a dar el coñazo con sus problemas de pringado.

Si eres alguien influyente lo mismo consigues esa atención. Pero, ¿es el mejor método para conseguir la atención de alguien?.
Seguramente no. Seguramente lo mejor sea conseguir esa atención y aprecio de los demás, por el hecho de que somos buenos con ellos y tenemos detalles con ellos.

Esto me hace replantearme el componente ético que hay en cada recreación en el dolor que hacemos.
Es totalmente negativa: No es ética ni con nosotros (porque nos hacemos aún más daño), ni con los demás (les damos problemas y no es una manera "limpia" de conseguir su atención.

¿Merece la pena? Lo mismo no, pero me conozco y sé que volveré a caer más pronto que tarde.
También se puede sacar algo bueno además de atención. Podemos usar ese vacío para crear algo (un libro, una canción, una relación), pero no lo hacemos (hasta para eso procrastinamos)

4. Soy fan , pero odio a la gente que lo hace.

Uno de los aspectos que más quebraderos de cabeza me da este tema es, en cierto modo, el hecho de que yo me recreo bastante en el dolor, pero un gran cabreo emana de mí cuando oigo a alguien que lo hace.
Es como que yo puedo hacerlo pero los demás no, aunque tienen el mismo derecho que yo (oye los demás también tienen derecho a ser gilipollas).

Es curioso porque escuchar a la gente quejarse me jode, pero que vengan a mí y yo sea el lugar donde vuelcan esa recreación , me hace sentir apreciado. Como si dijesen "este sabe escuchar y me entiende" (aunque simplemente sea el pelele al que contarle el calenton).
Todavía no he podido atisbar el motivo de esto.

5. Posibles soluciones

Siempre que hay un problema, la búsqueda de una solución se vuelve en algo primordial. De ahí que encontremos libros hasta para superar el miedo a cagar en bares.
Pero ¿hay soluciones para no caer en la recreación en el dolor?. Posiblemente una de ellas sea la de tener una mente más "mindfullness", más atenta al momento presente (algo que no es fácil). Tener una cabeza bien amueblada (algo que si habéis leído este blog sabéis que no tengo). Aún no he encontrado la manera de no caer una y otra vez. Y, es que, más que un comportamiento, parece una ley de la naturaleza humana.

Quizás, algún día, cuando se me meta en la cabeza que a nadie le importa mis problemas y que no me merece la pena, podré salir de este comportamiento al que soy tan fiel.