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domingo, 13 de noviembre de 2016

El derrame del tiempo. Parte I

"Breve et irreparabile tempus omnibus est vitae." Virgilio

De repente sentí una verdadera sensación de responsabilidad. La ansiedad naciente de aquellas tareas y obligaciones me dejaron con la vista baja, intentado que el gris suelo de cemento me diera alguna explicación a lo que estaba pasando.
¿Sabéis? No era una respuesta difícil: "Me he convertido en adulto, y no me he dado cuenta".

Hay algo que aquellos héroes a los que admiramos, y que tan invencibles se muestran en las historias y leyendas que devoramos con el corazón gritándonos de la ganas que supondría ser como ellos, que ni ellos mismos son capaces de afrontar: El paso del tiempo. Y eso es de lo que escribo, eso que tanta inseguridad me da; a pesar de ser lo más seguro que hay en esta vida: el inexorable paso constante del tiempo. Aquel que nunca más volverá.
Todos los héroes tienen en común el hecho de "hacer cosas" , y estas son de lo más diferentes, como los que salvan Gotham de la corrupción y el crimen; como las que defendieron el voto femenino encadenadas a las puertas de ayuntamientos; o como los que simplemente soñaron con un futuro mejor paras sus hijos.y lucharon para conseguirlo. 
Por muy heroicos que sean Batman y Robin, las sufragistas del XIX y miles de héroes anónimos aplastados por las leyes de su tiempo, hay algo que van a compartir con el resto de los mortales (además de la mortalidad), esto es la imposibilidad de escapar al avance del tiempo. 

Y me he dado cuenta de lo fácil que era todo antes. Si es que hasta "ayer" no tenía responsabilidades. ¿Pero cómo ha podido pasar este tiempo tan rápido? Un año puede ser mucho, o un simple parpadeo.
Dios mío si aún recuerdo cuando mi abuela me recogía a la salida del inglés, para darme después un  Nesquik muy cargado y caliente, de esos oscuros, que humean tanto que hasta te empañan las gafas, mientras veía alguna de esas series de las que no querías perderte ni un solo capítulo, aunque todos tuvieran la misma estructura una y otra vez.
Las noches en las que te acostabas excitado, pensando en qué ibas a jugar al día siguiente, en la excursión de la semana que viene; y en lo que te ibas a pedir para los Reyes Magos, para quedarte dormido sin darte, sin esfuerzo, abriendo los ojos con la luz del sol y el olor a churros recién hechos para despertarte
Te despiertas al día siguiente, y la excitación se ha convertido en un estrés que deriva en noches demasiado largas, que como una pescadilla que se muerde la cola te introducen en un círculo de tristeza y desesperación.

Ahora que lo pienso, aunque en aquellos años no me lo parecía, la vida era como en aquella canción mil veces versionada: "Summertime", cuando la vida es fácil. No me lo parecía porque me preocupaba por cosas de la edad. Ya sabéis, esas preocupaciones, que ahora nos parecen simples nimiedades, pero que en aquellos años te daban más de un quebradero de cabeza y de dolor de tripa.
La comida, esa es otra, que maravillosa era. Comías bien, muy bien. No te importaba nada lo que comías mientras estuviese bueno. No sólo estaba buena, sino que era un nexo entre yo y el mundo, pues nunca comías solo, sino rodeado de seres a los que ya apenas ves, a los que solías llamar familia.
Ahora mastico aquello que he cogido rápido. Lo mastico de pie, y con la única compañía de la voz a la que no puedo poner cara, pues procede de una radio.
No me cabe la menor duda, de que espero a mamá para comer, a pesar de aquel tremendo apetito que me visita, que llega del trabajo después de que yo ya haya vivido una tarde en su mañana.

No puedo evitar pensar en este paso implacable, que como una prensa hidráulica compacta el tiempo de mi vida, y no sentir una especie de calambre por mi cara, para evitar mirar algo de forma fija. Esos momentos se nublan : "¿He vivido lo mejor que he sabido? ¿Sabiendo cómo estoy ahora no debería haber aprovechado mejor el tiempo?
Estos debates siempre los pierde mi autoestima, intenta contraatacar con las típicas justificaciones: "creía que lo hacía bien, que aprovechaba el tiempo". Pero siempre es noqueado con todos esos recuerdos de oportunidades desaprovechadas por un miedo inútil y tonto; por una vagancia impropia de mis ganas de vivir... Recuerdas a todas las chicas con las que podrías haber bailado, con todos los viajes que rechazaste, por las comidas a las que no fuiste por vagancia, por las veces con las que no estuviste con aquella persona a la que tanto querías y que ya no está, simplemente porque era tarde, hacía frío o no tenías ganas.

Es un golpe fuerte este. No me puedo imaginar a nadie que no se de cuenta de que se muere, de que mientras está leyendo esto, mirando las redes sociales, o viendo un reality, el tiempo pasa. Es duro pues también está pasando mientras duermes sobre el hombro de tu abuela; mientras acaricias la espalda de esa chica mientras susurras cosas anodinas  y hueles suavemente la fragancia de su cuerpo. Momentos maravillosos, como las noches que compartes con ese amigo al que no le puedes pedir que se acuerde de tu cumpleaños, pero que te saca cuando más lo necesitas; o como cuando vas a ver una película con alguien y os pasáis el camino de vuelta hablando sin parar de la película, de que si ha sido tal o cual... Todos esos momentos en los que el tiempo parece pararse, como si vivieses en un eterno retorno digno de ser vivido, también se someten a la erosión del tiempo.
Ojalá hubiera una caja, un cofre en el que guardar estos momentos, para volver a ellos una y otra vez. Sería como tener la vida en un DVD, y reproducirlos una y otra vez.
Me detengo, pues pienso que de tanto revivir recuerdos no viviría el tiempo que me queda.

Creo que todos tenemos en mente eso de morir rodeado de nuestros seres queridos, ver la vida pasar delante de nuestros ojos y pensar: "ha sido una buena vida". Si no, es que algo estaremos haciendo mal. Pero nadie se satisface si piensa en el tiempo que pasa. Ya puedes hacerte mil y un viajes. Ya desayunes un croissant con mantequilla en un puente de París, comas frente al Coliseo, tomarte el café a los pies del Partenón y echarte la siesta en algún lugar de un desierto oriental, que el tiempo se te escapa de las manos, como la arena de ese desierto en tus manos.
Ser capaz de saborear cada momento, desde el más merecido de recuerdo, hasta el más anodino... "Feliz aquel que vive en el dorado presente", está escrito con letras doradas en la esfera del ayuntamiento de donde vivo, y que no puedo evitar leer cada vez que paso por aquella plaza fría, donde cada uno sigue su camino, sin cruzarte la mirada.
Y cada vez que lo leo me fustigo por no ser "el feliz que vive sus días en el dorado presente", pero a la vez me lleno de esperanza cada vez que lo leo; es una alegría tenue que te recuerda la edad que tienes y las posibilidades de que esa arena que discurre, lo haga de la manera menos dolorosa y sea digna de ser vivida.

Os dejo un enlace a un vídeo de lo que he escrito antes, lo de recordar toda tu vida y estar orgulloso:

HENRY THE VIII.

Para convivir con este enemigo insuperable hay una y mil formas, la más fácil y coherente es aceptar. Aceptar el desarrollo que supone en todos los ámbitos el paso del tiempo. Algunas cosas maduran y mejoran, otras se marchitan.
Saber que no podemos hacer sino vivir cada momento como si estuviésemos agarrando ese puñado de tiempo, de arena que se desliza por los resquicios que eres incapaz de tapar.
Es difícil esto de vivir en el presente, y eso que me he pasado toda mi infancia haciéndolo, viviendo sin cuestionarme nada de lo que hacía. Actuando sin pensar y sin preocuparme de nada.

Y es que los días como ya he dicho antes eran fáciles. Me viciaba a videojuegos desde que despertaba hasta que comía. Me zambullía en la playa sin necesidad de crema. Cogía la bici y recorría lugares de los que sólo había oído hablar, nos reíamos de las chicas y de sus "quebraderos de cabeza", dándome asco esos que aspiraban a ser mayores de lo que eran. Los que vivían sus días para aparentar algo que no son. Algo estúpido lo de aparentar ser mayor, pues es algo que vas a ser si o sí. Todo pasa y todo llega.
Ahora ansío volver a lo fácil, volver a las duchas sin afeitarse, volver a llegar a los sitios sin autobús, volver a disfrutar de los momentos más insignificantes y guardar los dignos en el cofre. No tener que pensar en el futuro, pues tu camino estaba marcado, tu destino era seguir esa senda que los de arriba nos marcan, y que tan asequible parece ahora. Ese camino tenía piedras y grava,sí; pero el camino que uno elige cuando se hace adulto es diferente. Tiene flores y momentos dignos de una foto con el corazón, pero también hay serpientes, cuestas hacia abajo, laberintos con espinas...

Es tu elección, eliges como seguir este camino, en el que no hay mapas ni atajos, pero siempre con el empuje del tiempo.

Dum loquimur, fugerit inuida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero. Horacio




lunes, 7 de noviembre de 2016

Conviviendo con el enemigo. Parte I: La soledad

Desde que tengo uso de razón , mis conocidos , mi familia, amigos, y demás sapientes de mi existencia, me han considerado una persona independiente.
He sido descrito como un nómada, incapaz de asentarse en un lugar, como si fuera un aventurero en busca de oro que sigue la senda un río.
Lo que no saben es que pocas aventuras me ha deparado ese "ir y venir sin cadenas", aunque parte de razón tienen cuando hablan de que voy a mi bola, de que sigo mi camino o de que no asiento mis raíces en tierra fértil.

No puedo pedir que conozcan cada sentimiento que recorre mi cuerpo, pues ni yo puedo controlar la avalancha de miedos, esperanzas, tristezas, etc que, como un tsunami, azotan mi ser.
Pero se equivocan. Se han estado equivocando todo este tiempo. ¿Mi culpa? Algo tendré , supongo Este castigo que uno se profesa siempre tiene como objetivo una redención de la tristeza que produce el sentimiento del que hoy vengo a hablaros: el sentimiento de sentirse solo, que no es igual que estar solo, pero que es destructivo para cada uno que lo sienta. Hoy os vengo a hablar de algunas convivencias con este enemigo que se presenta en forma de "nada".

Sí, soy un asiduo a sentirme solo, muchas veces sin sentido. Quiero decir que no estoy solo en realidad, de hecho no son muchos los momentos en los que estoy completamente solo. Pero sí que son frecuentes los momentos, en los que "acompañado" o no, me he sentido como un pozo profundo y oscuro, con tan poca agua, que tan sólo se forma un pequeño charco de agua sucia en el fondo.
Lo mismo es que los momentos en los que estoy solo, no los vivo como debería, aprovechando el tiempo para mejorar o para pasarlo bien, no sé... es difícil explicar las razones por las que uno se queda solo, pues es inevitable estarlo en algún momento. Es más, muchas veces lo busco, lo buscamos, necesitamos estar solos de vez en cuando; el problema llega cuando lo estás sin quererlo (sin comerlo ni beberlo estás por la noche, sentado en el sofá, con la única compañía de una televisión encendida).

Supongo que no tendré que explicar lo que es sentirse solo, pues me aventuro a decir que es un mal propio de nuestros tiempos, de nuestro estilo de vida (al que tanto amamos, pero que tanto daño nos hace). Si no ,os lo resumo rápido: Es una mierda (ummmm estaba siendo muy correcto).
Lo que se siente al sentirse solo es peor que estar solo, pues si estas solo, más no puedes hacer sino buscar compañía en cualquier forma que se te presente (a veces tiene más poder la voz desconocida sonando en la radio, que una sala abarrotada de gente) o intentar justificarte en la imposibilidad de compañía dentro de un contexto de soledad (de esta frase tan rara saca tu tus conclusiones). E incluso estando solo no tienes por qué sentirte solo, es complicado este sentimiento.
Es un sentimiento de rabia y tristeza a la vez. Un sentimiento de fracaso y de envidia. Un autosabotaje en toda regla (y ya sabéis lo fan que soy del autosabotaje). Lo peor es que este sentimiento te hace estar, ya sí, solo de verdad, pues te encierras como un inmaduro en ti mismo, y lo único que sacas es rabia, dolor, frustración y te castigas con la culpabilidad (ale!!, otra cuz a las espaldas).

Para alguien como yo, que necesito amar tanto o más como el comer (y como como un condenado al tercer círculo del infierno por asidua a la gula), os podréis imaginar como ha debido y debe ser sentirse solo, a pesar de estar rodeado de seres.
Me toca hacer memoria. Volvamos a los tiempo de las galletas dinosaurio del recreo. Primaria, seis años largos que ahora sólo recuerdo en ráfagas de disparos mentales ( mierda, me hago viejo y no lo puedo evitar). En estos momentos ya me tengo recuerdos de sentimientos (esto de recuerdos de sentimientos es fascinante ¿no?, recordar algo a través de sentimientos, soy gilipollas desde luego, pero es cierto que tomamos decisiones a través de los sentimientos ya tenidos en experiencias previas, por eso es que le tengo tanto miedo las rubias naturales y adversión a la salsa picante del restaurante chino).
Yo era un chaval, ya gordito, ya sin padre que me protegiese o que me sirviese de referencia, sin habilidades...( Dios¡ eras un pringado!.. bueno era mono con esos mofletes... pero bueno no nos desviemos). Yo era asiduo a un horario regular, en un colegio de monjas sin monjas, habitado por un sentimiento de compañerismo con el que nunca llegué a conectar. (Compae no me puedes defender eso de la fraternidad y pasar de mí como si tuviese lepra). Tenía amigos, sí, y fueron algo clave en que no se me fuera la cabeza, cuando después de clase tenía que quedarme en casa de mi abuela con la única compañía que los dibujos del canal sur y las meriendas ( ahora entiendo por qué en esta época me puse gordo) de esta anciana tan simpática, que como buena metomentodo peca de cagarla mil y una vez (pero no puedo evitar quererla), hasta que mi madre regresaba del trabajo, ya de noche, y volvía para echar la cena con más tele todavía.
En primaria, todo es más fácil, sólo te tienes que dejar llevar, y los sentimientos de soledad se ven tapados por las inquietudes de la edad: sí, los videojuegos y... no sé todo es más ilusionante. Un chaval de primaria sabe que va a hacer un viaje dentro de cinco meses y está que no caga de la emoción hasta el día de partir. Un chico de 8 años se divierte con cualquier cosa, todo se vive como más presente.
No pones presión sobre tus hombros.

Pero no sé que el lo que pasa en los siguientes cuatro años que continúan a este "camino fácil" que es primaria. Nos adentramos en la broma de la E.S.O, donde todos intentan aparentar lo que no son. Aparentar ser más mayor que lo que eres, aparentar que tus padres no importan, aparentar ser buena persona pero sin ponerse en la piel del otro. Hemos pasado del Mario Kart al Call of duty en un visto y no visto. Hemos cambiado los batidos de vainilla por un vaso de plástico con hielo y alguna bebida que quemase la garganta, tomada al frío de la helada noche.

Y ahí estaba yo, con mis manos en los bolsillos, viendo pasar todo esta etapa como un desconocido ante todos los que me rodeaban.
Llego a una eterna pregunta en mi cuestionario personal: ¿Fue culpa mía? Fue acaso el hecho de recibir tan poca atención lo que derivó en el sentimiento de soledad o fue al revés? Quiero decir, si fue mi abstracción o "encerramiento" lo que hizo que a los demás le importara menos que una peseta; o si fue esa falta de consideración por los demás, lo que derivó en la soledad que sentí, siento y sentiré en a lo largo de mi vida.
Lo que sí está claro es que es como un pez que se muerde la cola, un círculo vicioso.

Debe de ser ese acomodo o "acostumbramiento" a que nadie me preguntase como estaba, lo que ha dado lugar a mi clasificación como hombre independiente. Madre mía, si fuese un protagonista de una novela de Chandler, un Humphrey Bogart, un llanero solitario, Ryan Gosling en Drive, pues entonces genial. Pero sigo sigo siendo un chaval de carne, huesos y sentimientos. Más emocional que racional, guiado por lo que me hace sentirme bien.
No voy a mentir, que muchas veces evito compromisos, o me voy antes que nadie, etc. Pero no es que no quiera estar con alguien, al contrario, vivo tanto el estar con alguien, que con menos tiempo ya tengo dibujada la sonrisa en la cara. Y es que ansío esas llamadas para quedar, ansío las buenas conversaciones, me enamora compartir gustos, etc.
Pero se ve que no lo he sabido comunicar bien, cuando escuchas frases como: "creíamos que no querías venir, así que no te dijimos nada" o "Bueno, tú es que eres así". No soy así creedme.
Quizá sea una máscara, mi cara. Una cara que no exprese nada, pero que esconde la más infinita de las tristezas y la más clara de las alegrías. (de aquí hago como Mishima y me escribo unas "Confesiones de una máscara", versión cutre).
Alguna vez me has preguntado si me gustaría o cómo me parece o qué tal o que te gustaría. No y no culpo a nadie.

Recuerdo cuando mamá enfermó por primera vez y bueno todo el mundo se volcó con ella, lo cual fue algo marivilloso. Ostia recuerdo que mi reacción fue "¡Coño! Mamá tiene amigas". No se si fue algo rastrero o no el hecho de que le empezaran a prestar atención a partir de la enfermedad, pero a ella le hizo muy feliz y lo sigue siendo. Bueno que me voy por las ramas... A sí, mamá en el hospital, mamá apagada; y yo, yo seguía mirando como desde una atmósfera extraterrestre. OK Mamá necesita apoyo, pero familia no yo también estaba ahí. Recuerdo salir del colegio, ir al hospital y llegar ahí para ver a desconocidos, para al cabo de las horas, salir de ahí, volver a casa y acostarme solo, sin ninguna llamada por parte de nadie. Pufff vivía sólo con 16 años y ni siquiera papá llamaba todos los días, ni siquiera la abuela que vivía a 5 minutos venía, ni la tía a la que tanto admiro preguntó por mi día a día. Y lo peor de todo es que continúo con la eterna duda de si "esa aparente ganas de estar solo" es culpa mía. Por dios yo lo que necesitaba eran abrazos, y quizás no supe decirlo como para que alguien me explicase.

Bueno sigues ahí creciendo, porque el tiempo es lo único que no podrás parar inevitablemente, tu carácter se forma etc, ya no hay tanto videojuego y hay más libros (algo bueno que has hecho), te importa menos el físico y demás mierdas; pero lo importante permanece, la necesidad de sentirse querido, y dar cariño. Sé que puedo dar cariño pero dame tiempo y permite que te lo dé.
Fue en una época estival en la que este que escribe toco su mayor fondo psicológico, físico y bueno que no estaba bien...y nadie hacía nada. Por supuesto no puedo exigir a los que no me ven tanto el hecho que sepan cómo estoy, pero sí a los que estaban conmigo aquellos meses. No sé si es que pensaban "bueno a él le gusta estar solo", ¡pero que mierda! osea ¿que antes me gustaba estar con ellos y de repente no? A nadie le gusta estar solo, y menos las 24 largas horas que tenían esos días
No puedo exigir responsabilidad, pues cada cual es responsable de su vida, pero salir de esa situación uno solo, es como atarse los cordones con la boca; y  yo lo estaba.
Volvemos al ciclo

Así que , ¿como se vive esto? Bueno, gracias a Dios, esto no pasa todos los días, y si hay algo que me ha ayudado es esa gente que se ha preocupado un mínimo por mí, pues una mínima muestra de apoyo, aprecio o cariño, yo la siento elevada a la quinta potencia (enserio gracias por estar siempre ahí, cada día y semana). También ayuda tener una mente más racional (algo difícil para mí), saber que todo tiene arreglo y que los sentimientos son pasajeros.
Usar el tiempo en que uno se siente solo en algo provechoso, es algo que ayuda a no martirizarse tanto. Agradecer todos los días a los que tienes ahí; aprovechar y sentir cada segundo que estás con los que te quieren y quieres... Así poco a poco sobrevives a la eterna losa que es este sentimiento de soledad. Poder sacarle provecho, sintiendo más que nadie los momentos en los que te dan la mano, y saber disfrutar con calma de los momentos de soledad.

Sé que nunca escaparé a este sentimiento que me ha acompañado como si de una segunda sombra se tratase, pero las experiencias te guían hacia el modo correcto de vivir con ellos. No hablo de estoicismo o hedonismo o de todos los ismos que haya. Simplemente es así, algunas veces la viviremos hundidos en la miseria, con una rabia que nos destroza y una frustración propia de inmaduros, y otras la sabremos disfrutar.
Como escribió Hermann Hesse:
"Eres demasiado exigente y hambriento, el mundo te rechaza, tienes para él una dimensión de más"
 "Usted ha de acostumbrarse a la vida y ha de aprender a reír".



miércoles, 12 de octubre de 2016

DE MAYOR QUIERO SER MICHAEL FASSBENDER


Durante nuestra niñez somos sometidos a diversos interrogatorios por todas las personas adultas que íbamos encontrando.
Incluso si no te conocían de nada, eras sometido a las mismas preguntas una y otra vez:
"¿Cuántos años tienes?, ¿a quién quieres más?¿ a mamá o a papá? (aquí hacía como Mafalda: respondía con la respuesta estándar, los dos por igual, aunque lo que quería soltar por mi boquita fuese un " y a ti que te importa, vieja"); la siempre incómoda ¿Quién te gusta de tu clase? (siempre he encontrado curioso el hecho de que te tenía que gustar alguien por huevos, y ,encima, de tu clase).

Pero os pido que volváis a esos paseos con vuestra madre para acompañarla a compra y en el momento de pasar por caja la cajera os preguntaba "¿Qué quieres ser de mayor?"
Bueno, esto lo preguntaba la cajera, el de la pescadería, tu profesora, el del quiosco donde comprabas los phoskitos; la viejunas amigas de tu abuela, tu abuela, tu catequista, las madres de tus amigos, tus amigos; tu profe de piano, el del kárate, la dentista que te puteó la vida poniéndote aparato...

Necesito un trago.
Vale seguimos.
A priora parecía que de esa respuesta dependía el futuro de la vida en la tierra (aunque, cuando creces, a nadie le importa lo que seas, mientras pagues tus impuestos, caro). Un chavalín como yo, no se planteaba realmente que quería ser de mayor. De hecho, solía responder que quería ser rico (y lo sigo queriendo, aunque sé que me quedaré lejos); pero mi cabeza estaba en la Game Boy, en la Lays york queso y en los dibujos de" La Banda"  (el programa más mítico de Canal Sur). ¿Era tan importante lo que "iba a ser"?

No sé, me creaban una presión demasiado elevada ante esa cuestión, en una edad en la que poco podía hacer yo. Para mí, la única preocupación de un chaval debería ser la de ser feliz, y ni siquiera debería preocuparse por serlo (es impresionante como vivimos en el momento presente en aquellos años).
Ponemos demasiado empeño y preocupación en la formación académica del crío, creyendo así que le estamos haciendo un favor ; y mientras dejamos de lado su formación emocional.
Ahora que lo pienso, pocas veces me preguntaron en mi infancia "¿Cómo estás?". Supongo que pensaban que siempre estaba bien...

¡Hey que nos vamos del tema! Como os decía, no me solía plantear que iba a ser de mayor, y eso que conforme uno crece, debe elegir caminos: cuando elegí letras, por ejemplo, dije adiós a mis deseos de chico de ser piloto (¿os imagináis a un cipollo con astigmatismo como yo llevándoos en avión?), dije adiós a mis deseos de ser oficial del ejército (y ¿para qué querría ser yo eso? ni lo recuerdo) y, obviamente, las posibilidades de ser rico disminuyeron enormemente, por no decir que les dije adiós (todavía hay esperanza... bueno está jodido).

Ahora que ya estoy crecidito y entiendo el significado de esa pregunta: "¿de qué forma vas a ganar dinero?", más me gusta que me hagan la pregunta a la antigua usanza. Quiero decir que el trabajo que vamos a tener es muy incierto (mi hermana está de operadora y estudió relaciones internacionales); otra cosa es a lo que quiero dedicarme. Veréis a mi me encantaría dirigir y crear historias tan desgarradoras como las de Inio Asano, pero no le llego ni a la suela de los zapatos y, en la facultad, parece que les han dado órdenes a los profesores de desmotivarnos: La industria del audiovisual es de alto riesgo y competencia, es muy difícil hacerse un hueco, como falles una vez una vez ya estás fuera... En fin soy joven, tengo derecho a intentarlo; además, quién sabe cómo me ganaré el sustento en tiempos futuros. Lo mismo hago etiquetas para envases de aceite de coco o pesco bonito del norte, mientras sea feliz...

Quiero que me vuelvan a realizar la pregunta para dar la respuesta que me molaría: "yo de mayor quiero ser Michael Fassbender".

Para contaros el por qué, debo remontarme a un momento clave en mi adolescencia (bueno quizá exagero y sea una mierda de momento). Fue el momento en el que vi la película del 51 "Un tranvía llamado deseo", fue el momento en el que descubrí a Marlon Brando. Puede parecer que tuve un ataque de homosexualidad en aquel momento, pero joder ¡que magnetismo!
Marlon inundaba la pantalla, controlaba el espacio. Su mera presencia ya te hacía fijarte en el y, creedme, era bueno; era muy bueno.

Comencé a interesarme más por el cine y la actuación (puff ahora que lo pienso, me he metido en la carrera por Taxi Driver y este pibe sudoso; por dos que están más pa' allá que pa ca'. No, si ya me lo decía yo... tenía que haber hecho historia). Comencé a hacer ejercicio e incluso a mejorar mi inglés (bueno, a intentar entenderlo), para ver las pelis de este "salvaje".
Creedme que tiene peliculones (así como grandes mojones). Pero al descubrir su biografía, el mito se vino abajo. Marlon resultó ser muy parecido a mí. Muy, pero que muy parecido a mi (a ver, no estoy tan bueno, hablo de profundidad psicológica). La divinidad se convirtió en un humano muy humano.
Marlon resultó ser un chaval que creció siendo diferente a los demás, que creció sin padre y sin sueños; que amaba a sus seres cercanos y que sufría, sufría mucho (soy su reencarnación, pero en pringao). Encima el tío tiene patentes y es el puto Vito Corleone.

Sufría por el mero hecho de ser alguien muy sensible. Alguien muy tímido, amante del jazz y de los derechos civiles. Alguien que sólo se guiaba por sí mismo, pero que ansiaba amar y ser amado (joder este tío es yo). Que se hinchaba a follar (vale, ya no me parezco tanto...).

Fok, y ahora qué. Parece que sea necesario tener un modelo que seguir. Algún ídolo al que aspirar y por el que mejorar.
Tampoco os voy a mentir. No es que me sintiera perdido, como cuando Nietzsche expone el nihilismo tras la muerte de Dios y tienes que buscar un sentido. Yo seguía con mis viciadas al Assassins Creed y mis traducciones de griego ( creedme que nunca me arrepentiré de haber cursado griego, pues aprendí más que en toda la E.S.O.) con la sonrisa de imbécil en la cara.

Cuando menos me los esperaba me encontré delante del televisor de casa, viendo el comienzo de una película dirigida por el que iba a ser uno de mis directores alabados:Steve McQueen (no confundir con el de los coches, este está vivo y es negro). . Me encontré ante la historia de una destrucción personal, debido a una adicción al sexo (me encontré con un pavo con un pollón, que se la pelaba 24/7).
Sinceramente os recomiendo esta película, no solo por estar excelentemente dirigida y montada (sí, hay frikis como yo que se fijan en el montaje, en cómo encajan las escenas y secuencias), sino porque veréis la soledad y el sufrimiento que produce el exceso de cualquier cosa (sí, parece que algunos tienen "exceso de sexo"). Un hombre que pone en riesgo su salud mental, su integridad física y, sobre todo, las relaciones personales con sus seres queridos.
Shame me descubrió a un hombre más allá de una actor (coño, ¡ Magneto sabía actuar!). Shame me descubrió a un nuevo ídolo al que admirar, y al que intentar imitar ( en lo que me permiten mis posibilidades genéticas y gilipollescas).

Fassbender es un pibe irlandés que nació en Alemania (esto ya mola), pero mola más que empezara a actuar en TV con la mítica serie "Hermanos de sangre" y , en cine, con 300 (supéralo). El chico encima no se queda estancado, sino que hace películas de todo tipo; Jane Eyre, la genial Hunger, X-men, 12 años de esclavitud, se vuela los huevos en "Malditos bastardos", Assassins Creed (... ¿han hecho peli de esto?, mierda, me conozco, la veré).

Coño, a priori es un actor más, uno de los bueno diría yo. Pero, ¿qué hace que yo quiera ser Michael Fassbender? ¿Su novia? No (pero no estaría mal). Os podría decir que me mola su forma de hablar ingés, su dorma de actuar, su magnetismo en la pantalla y fuera de ella. Que le queda bien todo tipo de ropa; que lo da todo en cada escena:
“Estábamos rodando una escena muy intensa de la película y de pronto se desmayó, cayó redondo al suelo. Ese es Michael Fassbender, alguien que pone todo lo que es, todo lo que tiene, en lo que está haciendo: por eso es un actor extraordinario, no se guarda ni un gramo de energía. Te lo da todo”.
Palabras del director Steve McQueen

De joven tenía un grupo de música, es amigo de Charlize Theron, monta en moto y viaja con su padre; incluso Tarantino (sí, ese de las pelis que os molan tanto) dijo de él :
“Michael puede hacer una toma de 12 formas distintas y todas son buenas. Es un jodido genio”,
De hecho se obligó a parar de rodar porque sus amigos le decían que veían su cara por todas partes.
Da hasta rabia, porque buscando información sobre este señor me encontré dos artículos, los dos de El País (Una bestia llamada Michael Fassbender), y otro que da más celos aún (Quince razones por las que Michael Fassbender es mejor que tú en todo).

Entiendo que muchos de vosotros estará disconforme con lo de querer ser otra persona. Oye que si no soy Fassbender, elijo ser yo mismo. Nada me haría más infeliz que ser infiel a mí mismo (tranquilos que nunca dejaré de ser gilipollas). Todos tenemos fallos (yo lo que tengo es la cabeza llena de idioteces, por ejemplo), pero mola imaginarnos como otras personas, cómo sería nuestra vida.
Yo quiero ser Michael Fassbender, pero como no puedo tengo que amar al gilipollas que escribe, amar sus defectos y puntos fuertes. Y pido a Dios darme las fuerzas para cambiar lo que me hace mal y quiero cambiar de mí, en la medida de mis posibilidades (es que postergo mucho y peco de vago... ummm algún día escribiré sobre la relación personal del individuo y sus propio fallos...Creo que me estoy volviendo cada vez más educado).

Reflexión gilipollesca de la entrada: Ha sido un coñazo terminar de escribir esto, estuve apunto de mandar... Bueno la reflexión de hoy nos lleva a pensar en lo que queremos ser. Obviamente siempre tendremos ídolos y aspiraremos a ser mejor y mejor; pero sabemos nuestros límites y lo que somos capaces de mejorar. Así que intentemos querernos y mejorar en la medida de lo que podemos (esta reflexión esta en versión utópica).

viernes, 7 de octubre de 2016

RECREARSE EN EL DOLOR

Buenas tardes, noches, días o lo que sea en el espacio-tiempo que estés leyendo esto (perdonadme mi imbecilidad, pero soy yo). En esta entrada me gustaría tratar uno de los temas que más me fascinan del comportamiento humano.

Voy a intentar introducir el tema sin irme por las ramas o , como se dice por aquí, por los cerros de Úbeda. Veréis, los seres humanos somos muy fans de multitud de comportamientos;
Somos fans de revisar quién nos ha leído en el grupo de Whatsapp, de compartir chorradas (a veces maravillosas) por Facebook; de procrastinar (gracias a Facebook); de los culos (gracias, también a Facebook), de hablar y opinar sobre lo que no tenemos ni idea (muchas veces por Facebook), etc.

Pero si hay una cosa de la que verdaderamente soy muy fan yo es la de (redobles de tambores, por favor) recrearme en el dolor.
A ver, seguramente  querréis que o defina esto, pero no es algo que uno sepa decir como la tabla periód... bueno la tabla del 7 (está bien, lo he buscado antes en google pero no he encontrado definición; cuando esto pasa... ¡estamos perdidos!). Para definir un comportamiento humano como este, en el que se ven involucrados sentimientos muy fuertes (tristeza, ira, celos y ganas de llamar la atención) es importante atender al momento y a las reacciones que provocan en nosotros.

1. Intento de definición.

Para mí, recrearse en el dolor supone hacer de este un espectáculo de masas. Supone hacer del dolor el tema del día.
Recrearse en el dolor supone meter el dedo en la llaga una y otra vez. Y queremos que nos vean. Por que a ver, somos gilipollas, pero no tanto (al menos intentemos conseguir la compasión de alguien, y que se demuestre lo perros que somos).

Recrearse en el dolor es centrar tu atención en ese problema o acontecimiento pasado, de modo que todo tu día se centre en el (es una manera de estar distraído mientras te autosaboteas).
Masificamos una situación, que ya no tiene remedio (de nuevo la aplastante lógica humana), y creemos que es digna de ser de dominio público.

Es recordarte 24/7 lo mierda que es tu vida.

2. Buscar un sentido.

Claro, uno piensa: "bueno esto lo haremos por algo"; pero por más que piense es que no tiene sentido.
Qué sentido va a tener estar constantemente deprimido por algo que ya no tiene remedio y, peor aún, hacerlo aún más grande (como cuando no duermes un día y te pones tan nervioso que al día siguiente tampoco eres capaz de dormir, pero por miedo a no dormir, que por cierto es un miedo muy de gilipollas, pero no veáis lo que jode).

¿Puede ser el ser humano tan gilipollas como para recrearse en el dolor? Sí. Yo el primero.
Tiene que tener un sentido. No puede ser que el ser humano; ese ser que se mueve por ilusiones y pasiones, sea tan nihilista como para ser adicto al sufrimiento. Yo puedo parecer uno, pero creedme que si supiera cambiar el autosabotaje lo haría ( puff como odio a los que dicen eso de "la vida es un instante, no merece la pena estar triste"; los muy cabrones tienen razón. Tienen razón en que no merece la pena, pero que levante la mano el primero que es capaz de vivir sin estar triste de vez en cuando).

Amigos míos la única razón de este "fenómeno social" que es la recreación en el dolor, que he podido encontrar, es la siguiente: llamar la atención.
Me acuerdo de hace un tiempo cuando le escribí a mi hermana ( ya veis, que eso no lo hago yo salvo que sea su cumpleaños) sobre de que me sentía solo. Y recalco la noción de sentir, que no estar (posiblemente esta sea mi recreación a la que soy más fiel : recalcar a todos los que tengo al rededor lo solo que me siento, algo paradójico y muy de gilipollas, muy mío). Bueno, mi hermana me contestó lo que debía contestarme: "y a mí que me cuentas, no vivo allí. Además tu felicidad no puede depender de los demás" La muy cabrona ( te quiero chica) tenía razón... como siempre.
Simplemente quería un poco de atención ¿para expresarme? ¿para sentirme querido? ¿vivo?... tal vez.

Esto es super guay cuando vemos su mecanismo en las relaciones de pareja:
Me encanta el típico "pasar de ti por whatsapp" para llamar la atención y recalcarte que estoy mosqueado.
El, siempre clásico, recordarte de cómo faltaste a tu palabra hace cinco meses.
El muy rastrero, pero efectivo, acercamiento a "otro", para levantar celos...
En fin, una serie de mierdas que hemos hecho todos sí o sí alguna vez.

Ummm... ser un borde con alguien o darle el coñazo, para que nos preste atención (de nuevo ese comportamiento humano tan gilipollas, que nos ha posibilitado evolucionar y comernos la cabeza).

3. Eficacia y ética.

Si lo hacemos funciona. Pues no. Realmente conseguimos poco.
Maticemos esto: si no le importas a nadie, como yo, lo normal es que te comas los mocos, y te quedes peor de lo que ya estás. Esto es normal. La gente ya tiene demasiado con sus problemas, como para que le venga un niño mierda a dar el coñazo con sus problemas de pringado.

Si eres alguien influyente lo mismo consigues esa atención. Pero, ¿es el mejor método para conseguir la atención de alguien?.
Seguramente no. Seguramente lo mejor sea conseguir esa atención y aprecio de los demás, por el hecho de que somos buenos con ellos y tenemos detalles con ellos.

Esto me hace replantearme el componente ético que hay en cada recreación en el dolor que hacemos.
Es totalmente negativa: No es ética ni con nosotros (porque nos hacemos aún más daño), ni con los demás (les damos problemas y no es una manera "limpia" de conseguir su atención.

¿Merece la pena? Lo mismo no, pero me conozco y sé que volveré a caer más pronto que tarde.
También se puede sacar algo bueno además de atención. Podemos usar ese vacío para crear algo (un libro, una canción, una relación), pero no lo hacemos (hasta para eso procrastinamos)

4. Soy fan , pero odio a la gente que lo hace.

Uno de los aspectos que más quebraderos de cabeza me da este tema es, en cierto modo, el hecho de que yo me recreo bastante en el dolor, pero un gran cabreo emana de mí cuando oigo a alguien que lo hace.
Es como que yo puedo hacerlo pero los demás no, aunque tienen el mismo derecho que yo (oye los demás también tienen derecho a ser gilipollas).

Es curioso porque escuchar a la gente quejarse me jode, pero que vengan a mí y yo sea el lugar donde vuelcan esa recreación , me hace sentir apreciado. Como si dijesen "este sabe escuchar y me entiende" (aunque simplemente sea el pelele al que contarle el calenton).
Todavía no he podido atisbar el motivo de esto.

5. Posibles soluciones

Siempre que hay un problema, la búsqueda de una solución se vuelve en algo primordial. De ahí que encontremos libros hasta para superar el miedo a cagar en bares.
Pero ¿hay soluciones para no caer en la recreación en el dolor?. Posiblemente una de ellas sea la de tener una mente más "mindfullness", más atenta al momento presente (algo que no es fácil). Tener una cabeza bien amueblada (algo que si habéis leído este blog sabéis que no tengo). Aún no he encontrado la manera de no caer una y otra vez. Y, es que, más que un comportamiento, parece una ley de la naturaleza humana.

Quizás, algún día, cuando se me meta en la cabeza que a nadie le importa mis problemas y que no me merece la pena, podré salir de este comportamiento al que soy tan fiel.

domingo, 18 de septiembre de 2016

¿POR QUÉ HACEMOS LO QUE HACEMOS?

Hace un par de noches, a un amigo no se le ocurrió otra cosa que, para soportar el calor de la noche, pedirnos opinión (a un grupo de gilipollas) sobre una reflexión a la que había estado dando vueltas. Gran error pedir a un gilipollas rehabilitado y altamente reflexivo, profundo y sensible que de opinión sobre una reflexión

Esta era la siguiente: "Todo lo que hacemos, lo hacemos porque creemos que nos dará felicidad".
Mis amigos fueron listos, no se si para pasar directamente al vino y al lomo (algo inteligente) o  porque su reflexión se limitaba a una idea clara y directa.
Recuerdo que uno de ellos mencionó que posiblemente sea así, porque nuestra misión en la vida es ser feliz (entonces, ¿cuando no somos felices, estamos fracasando en la vida? ¿acaso tiene la vida un objetivo?

Otra respuesta fue la de que símplemente hacemos las cosas por hacerlas, casi mecánicamente. que hacemos lo que nos conviene en el momento (ya sabemos quién es el hedonista del grupo).
En fin, llegó mi turno y comenzó la reflexión de un gilipollas rehabilitado.

LA TEORÍA DE LA HAMBURGUESA

Comencé comentándole a mi amigo la teoría de la hamburguesa que se encuentra plasmada en un libro escrito por Tan Bel Shahar, "Happier". Bien, pues voy a intentar resumiros la filosofía que se muestra en el libro.
Imaginad que vais a una cadena de restaurantes de comida rápida. En ella pedís para llevar cuatro hamburguesas diferentes. Una vez sentados vamos abriendo los paquetes de hamburguesas:

1. Hamburguesa típica de pan, carne a la parrilla, cebolla y queso fundido. Una jodida delicia. Os presento a la hamburguesa Hedonista. Es la que disfrutamos en el presente, aunque en un futuro nos sea perjudicial (la comida basura es perfecta para el ejemplo hedonista). Seguro que más de uno se identifica con este aspecto (saludos, seguidores de la corriente soloseviveunavezenlavida).
(Ahora que lo pienso, yo me lo paso bien escribiendo esto, aunque esta mierda de blog no la lea ni mi madre aunque se lo pida haciéndole el típico chantaje emocional de faltar a todas las reuniones mierdosas de familia.)

2. La jodida hamburguesa de ingredientes sanos y poco apetecibles. La hamburguesa para los obesos, para los que estáis a dieta. Señores, señoras, os presento a la hamburguesa "Rat race" o de la competencia. Es decir, aquella que no disfrutas en el presente pero que en un futuro tendrá consecuencias positivas. Es como cuando me tenía que estudiar la mierda de exámenes de matemáticas en el colegio. Joder eran un infierno pero tenía que hacerlo (la tranquilidad de ir libre en verano o la mera satisfacción de aprobar, de un trabajo bine hecho). Supongo que esto depende de las creencias y valores de cada persona.
Quizá a una persona que ama el sedentarismo y el estar mal físicamente, no tiene sentido hacerlo. No se comería esta hamburguesa (Ummm si ama estar mal físicamente quizá le guste la siguiente).

3. Nuestra tercera delicia no destaca por su buen sabor (¿entonces ya implica que no es una delicia?). Vale esta es una mierda. Abres el paquete y te encuentras una hamburguesa podrida, con ingredientes caducados y passados; que huelen mal y tienen mal aspecto. La naturaleza es sabia: huele, sabe y se ve mal, te está gritando: ¡no la tomes!
Jovencitos, ¿qué tal sabe la hamburguesa nihilista?. Aquí entra todo aquello que no disfrutamos en el presente, pero que encima tiene consecuencias negativas en un futuro.

Autosabotaje, preciosa palabra para un concepto tan complicado de abordar. Algún ejemplo rápido: fumar si no te gusta, comer chinchetas, poner pinchos en tu colchón (no estoy muy imaginativo hoy). Ehhh yo que sé, pero es algo que hago mucho. De hecho más de uno me clasifica como nihilista. Pero soy humano y el humano come de estas tres hamburguesas y de la siguiente.

4. Abres el último paquete y se te pasa el cabreo por el timo de la hamburguesa podrida. Acabas de encontrar la hamburguesa de la felicidad. La que disfrutas en el presente y, además, te dará beneficios en el futuro.
No sé que ingredientes tiene la tuya, lo que sí sabemos es que el aumento de estas actividades te hacen más feliz (al menos eso es lo que defiende el autor). Tiene sentido. Imaginad que adoras tejer. Bien pues mientras tejes te lo pasas bien y disfrutas, y tendrás suéteres para el invierno (otro ejemplo de mierda).

Pero volvamos al tema de por qué hacemos las cosas en el día a día. Lo de la hamburguesa lo sacaba para demostrar que no todo lo hacemos con el último objetivo de ser felices. De hecho imagina que eres el jodido Vasili Zaitsev en Stalingrado, durante el invierno de 1943. Eres un puto héroe para tu patria porque matas alemanes con tu puntería. ¿Eso lo hacía por felicidad? Quizá lo hacía porque no le quedaba otra. (por cierto, la muy recomendable película "Enemigo a las puertas" es
un biopic de este personaje).
Y es que si la felicidad es un fin, requiere un camino que recorrer, en el que se supone que no somos felices. Y es que esta idea de que la felicidad es el objetivo, impide el disfrute en el presente (aunque si pensamos en el hedonismo me jode todo lo que estoy diciendo).
Es muy difícil vivir en el momento presente, quizás porque estemos hechos para buscar siempre la supervivencia, lo que nos hace vivir en un interminable futuro. No paramos de preocuparnos por lo que podría pasar.

Es cierto que mi amigo me puso en duda al decirme que yo había dicho la mierdecilla de las hamburguesas (que en mi opinión es una genialidad), sólo para creer tener la razón y así ser feliz. Y coño, quizá mi amigo tuviese razón. Sentí cierta satisfacción de creer tener la razón.

En fin, es una pregunta difícil la de por qué hacemos lo que hacemos. Supongo que cada uno tendrá que buscar su propia respuesta. Pero que la felicidad, que si bien es un objetivo totalmente lógico, no implica que ocupe todas nuestras metas. Las reflexiones de un gilipollas rehabilitado pasan por momentos de hedonismo, de competencia, de nihilismo e incluso (por raro que pueda parecer al leer esto) por momentos de felicidad.

lunes, 12 de septiembre de 2016

SÉ TU MISMO Y HAZ LO QUE TE GUSTA, PORQUE CRÍTICAS HABRÁ SIEMPRE


Reflexiones que llenan la mente durante eternos momentos. Simples pensamientos que aparecen y desaparecen de tu psique en un flash. Sensaciones que te condicionan un día entero o simplemente lo que te dura una taza de café. De esto es lo que trata este blog, siempre desde una perspectiva muy personal, por lo que aquí menciono no lo implanto como una ley o un dogma, y es que en esta entrada reflexionaré sobre cómo la sociedad y sus individuos (yo, tú y cualquiera de por aquí) se presionan a sí mismos para ser y hacer de una determinada manera, pero después criticada (puede parecer un poco raro, pero con los ejemplos se comprenderán mejor).

Creo que la mejor forma en la que uno se expresa es siempre hablando desde el propio ejemplo. Tiempo atrás me di cuenta de que algo en mí no funcionaba. Una insatisfacción me acompañaba desde que me levantaba, hasta que el cansancio de todo el día me dormía.
Sí. No llevaba y todavía tampoco (aunque estamos mejorando) una vida que me llenase, que me hiciese ser el protagonista de mi vida.
¿Por qué? Bueno, puede haber muchas razones como el miedo, la intranquilidad, la procrastinación, la vagancia, etc. Hoy hablaré de una que no es personal: la presión de una sociedad ambigua.
Pues si el miedo y la procrastinación (postergar, dejar para luego para que entendáis) provienen de nosotros mismos y somos nosotros quien debemos acabar con ellos, la presión de la sociedad es un factor determinante a la hora de tomar decisiones y de crear nuestra propia identidad.

Supongo que las exigencias que rigen una sociedad como la nuestra, surgen de unos líderes de opinión y unas tradiciones que han regido la forma de ser, sentir, pensar y actuar de los individuos que han habitado en ellas. Lo importante aquí es si estas "normas" , que nos parecen impuestas desde que empezamos a mamar de nuestra madre, nos hacen bien.
¿Nos hacen felices estos caminos que nos marcan nuestra identidad? Desde lo más profundo de mi pensamiento saco una respuesta: un jodido y rotundo NO, vaya ni de coña.

A ver chico, por qué no crees que nos hagan felices. Bueno pues porque ni a mi , ni a ti que lees este tipo de blog ,te puede hacer feliz una sociedad que hagas lo que hagas no pararán de criticarte. Vamos a jugar a ser Dios y a gestar a un niño para crear un ejemplo:

Un rato bueno (o malo ), nueve meses, unas horas de dilatación, sudor, y dolor intensivo nos dan a un bebé sano y con ganas de leche de la buena. En este momento surgen las que dicen que las que dicen que dar leche materna es buena y las que dicen que no se le debe de dar el pecho salvo en ocasiones (el niño no se entera de nada, pero su madre está sufriendo esta discusión entre las abuelas) El médico les recomienda potitos y la farmaceútica que los vende dice que son un veneno; una dosis masiva de azúcar para un crío.
El crío crece, y ya con tres años sus padres les apuntan a una guardería donde el niño entra en una serie de juegos con otros críos, entrando así en el mundo social. Él, que se divierte tanto en aquel lugar donde puede hacer lo que quiera, es reprimido de jugar en cualquier otro lugar porque molesta.
Vamos a ser un poquito crueles, vamos a introducir una intolerancia al gluten y encima le hacemos diabético. El niño se lleva a clase unos frutos secos para la merienda, pero es insultado por sus compañeros porque no lleva "comida para niños", porque en la tele, después de los dibujos animados salen anuncios de bollería, refrescos, etc, que anuncian sus personajes preferidos. ¿Os imaginais a este chico en un cumpleaños? Si no come los gusanitos y la tarta es un bicho raro, pero si lo hace será regañado por sus padres por irresponsable. Madre mía.

La escuela primaria avanza y los chicos empiezan a jugar a un juego en el que se intenta meter un balón en tre unos postes. A él no le gusta, no disfruta haciéndolo. ¡Maricón! Aquella palabra cuyo significado desconoce le acompañará, decide jugar a ese juego que no disfruta, que le cansa y no le divierte. Su madre lo advierte y le dice que no puede ser un esclavo de los demás, que tiene que jugar a lo que él quiera.
Paremos un momento esta vida tan común. ¿Cómo va a ser este chico plenamente feliz? ¿Cómo va a construir su identidad de forma correcta conforme a sus ideales? Chico te toca crecer.
El chico empieza el instituto, ese lugar donde las hormonas se elevan y aparecen las parejas. Los chicos hablan de chicas y viceversa, pero coño chico te ha tocado, vas a ser homosexual (esto lo decido yo chico, no me lo tomes a mal pero no es a lo que tú eliges).  Nuestro hijo se encuentra ahora atraído por varios chicos a cada cual más hijoputa (pero claro, el amor adolescente es bonito y dulce, ¿verdad que sí Disney?, ah es verdad, en Disney la homosexualidad no existe). Esto sólo lo sabe su madre y su mejor amiga, una chica que le pone el ejemplo de otro compañero que salió del armario meses atrás y ahora las pasa putas en esa mierda de instituto al que le estoy haciendo ir.
Coño, ahora sí que está confundido, que le queda: vivir conforme a su identidad y adentrarse en un camino lleno de obstáculos , o vivir reprimido sin alcanzar nunca un verdadero amor satisfactorio. (bueno, hijo mío, piensa que si hubieses nacido en otro país, esa identidad tuya sería considerada como una enfermedad).
Cómo olvidarnos en que en esta etapa empieza una relación curiosa con el físico. Y aquí viene una contradicción de lo más curiosa. Este chico está expuesto a una publicidad masiva en la que se ve un prototipo de cuerpo ligado al éxito, a la felicidad. Sumadle más publicidad de comida basura dirigida a personas de su edad, que supuestamente también hace feliz (umm aquí hay algo que no funciona, bueno sí , a las empresas que se quedan con nuestro dinero a base de generarnos insatisfacciones).

Sales a las fiestas de aquellos que consideras amigos pero que critican tu forma de vestir, la cambias y como la moda ha cambiado, te vuelven a criticar. Vas a los locales dónde ponen música que no te gusta, pero va quien te gusta; a pesar de que tus verdaderos amigos dicen que disfrutes de tu tiempo de ocio en lo que realmente te gusta. Escribes historias que no publicas por miedo a las críticas de personas a las que nada importas... Todo esto te llena de frustración que pagas con los que realmente te quieren.

Chico te toca divertirte y disfrutar. Llega la facultad, la que se supone que va a ser la mejor etapa de tu vida. Conoces a gente más abierta, gente de todo tipo, pero elige bien hijo mío. ¿En que carrera decido meterte? ¿En la que te gusta o en la que es más fácil encontrar un puesto? Elige lo que te de la gana porque te van a criticar cualquiera decisión. En la primera quizás las pasas putas para llegar a fin de mes y, en la segunda, vivirás frustrado por trabajar en algo que no te gusta. Te puede ir bien en ese trabajo que no te gusta, pero creeme que no es bueno que te vaya bien en algo que no te gusta (acabas conformándote con lo que para ti es mierda de vida).

En fin, creces y me superas en edad. Encuentras una pareja y gracias que vives aquí , te casas y adoptas a una cría preciosa, llevándote mil y un insultos por parte de imbéciles. Y es que lo que te dice la sociedad es que haces bien dando una familia a esa chica, pero le estás jodiendo la vida porque no tiene madre (otra gran perla de este mundo).
Las contradicciones nunca te abandonarán, te compras una vivienda y te dicen que o es muy cara y estarás esclavizado, o es pequeña y mal situada. Que o haces una cosa como la hacen todos, porque si no eres un tipo raro, o eres un débil que sigue a la masa.
te haces viejo y ya no sales tanto porque la sociedad te dice que eso no es para viejos, pero te venden a abuelos pasándolo bomba en Benidorm. Te vas a una residencia porque no debes molestar a la familia y ser una carga, aunque también te presionan con cuidar de tu nieta y ayudar económicamente a los hijos.

Esto es solo un ejemplo muy, pero que muy, básico y plano de una vida. Pues una vida normal está llena de estas frustraciones que genera la sociedad. Y demos gracias a Dios de que vivimos en esta sociedad, porque llegamos a vivir en otros países o en otra época y no nos atreveríamos a hacer lo que realmente queremos, que es al fin y al cabo un modo de vivir, el que más bien nos hace.

Lo dicho, en resumen, es el título de este post. Bebés del mundo haced lo que os guste y caso omiso de esas perpetuas críticas que provienen de gente a las que nada le importáis, Cread vuestra propia identidad con vuestros propios valores (sólo tenéis una vida, no la malgastéis saboteando vuestra identidad).